Mirror dialogue
Diálogo con Joseph Beuys
Pieza Espejo
Pensar que todo ser humano es un artista en un mundo que es una obra de arte que se engendra a sí misma, nos lleva naturalmente a reflexionar sobre el entorno y nuestro papel en el accionar cotidiano. Nuestras vidas se conectan las unas con las otras, funcionamos como sistemas dentro de sistemas, redes. La creatividad como capital real y concreto es parte central del pensamiento de Joseph Beuys (1921-1986) en conjunto con la idea de plástica social. En la actualidad con el surgimiento de economías creativas, procesos de co-creación, software libre, licencias creative commons e iniciativas innovadoras de gente creativa alrededor del mundo, esta noción ampliada de arte es pertinente a nuestra construcción de cultura y época. Un recipiente como contenedor es en potencia tanto receptor como emisor: de ahí la asertividad en la elección de una botella como metáfora de la mente por parte de Joseph Beuys. El vidrio del que está hecha la pieza es en principio translúcido, sin embargo, al tener el tratamiento reflectivo se transforma en un espejo que en ciertas condiciones lumínicas permite ver aquello que está al otro lado. Beuys la cubre de un marrón que evoca la tierra, un color térmico que brinda la protección necesaria para germinar. Apenas un pequeño círculo queda descubierto, evidenciando las características de la botella. En su interior, hay un cristal de iodo, material fotosensible. El misterio que desprende el carácter hermético de la pieza hace una invitación a reflexionar sobre su interior.
Propongo llevar el diálogo de lo individual a lo grupal: Indagar en el terreno de la mente colectiva, del campo mórfico, de lo que vendría siendo una suerte de “contenedor de contenedores”, interconectado en un plano no evidente.
Deconstruyendo el concepto beuysiano de plástica social, la conversación se dirige hacía una suerte de plástica energética que abarca conexiones humanas y naturales. Adentro de esta obra, hay botellas. La parte frontal en vidrio polarizado tiene un efecto similar al de la de Beuys. El recubrimiento hermético es verde: color de montañas, vegetación y vida que brota de la tierra marrón que le ha nutrido. Asemeja a las placas de procesadores, evoca la tecnología cuyo desarrollo nos ha abierto múltiples posibilidades conectivas, transformativas, reformativas, reflexivas y sí, críticas, pero ante todo evolutivas y que reclaman conexión espiritual con la vida para reparar daños estructurales en nuestros múltiples sistemas y subsistemas sociales, culturales y principalmente ambientales.